martes, 7 de junio de 2016

Lo que queda de las Salinas de San Rafael


Tan sólo la crisis del sector inmobiliario ha conseguido paralizar, al menos temporalmente, la paulatina destrucción de las Salinas. Es ahora cuando Roquetas está a tiempo de recuperarlas y ponerlas en valor

Estructura industrial para el transporte
de la sal, desaparecida.
(Fuente: Gabriel Cara González)
Hasta no hace tanto la economía roquetera tenía un inconfundible color blanco. Montañas y montañas de sal brillaban en la retina de quienes desde el mar o tierra firme dirigían su mirada hacia este pequeño pueblo salinero. No se trataba de un trabajo baladí ni de una curiosidad más de Roquetas, sino de todo un sector fundamental para el sostenimiento de sus habitantes junto con la agricultura y la pesca.

Extensión de las Salinas de San Rafael en 1956,
 señaladas en rojo. En verde, el canal que
provenía de las Salinas Viejas y de Cerillos.
(Fuente: Vuelo General de España de 1956)
Pero estos dos sectores no siempre podían llevarse a cabo en las mejores condiciones. Por un lado el salitroso suelo, también pobre en nutrientes, producía continuamente cosechas de mala calidad, situación que se veía redondeada por los fuertes vientos que destrozaban cualquier vegetal que osase permanecer derecho. Por otro, la pesca se hacía imposible en días de temporal, permaneciendo largas jornadas sin salir a faenar. En consecuencia, la industria de la sal constituía una fuente de trabajo innegable para muchos roqueteros, que la compaginaban con estas dos actividades.

Como cuenta el historiador Gabriel Cara en «Roquetas de Mar. 400 años de Historia», el primer aprovechamiento documentado de la sal en la zona se lo debemos a los fenicios, seguidos de romanos y árabes. Ya en manos de la corona castellana se convierten en un bien público que se arrendaba a personas pudientes del municipio para que se encargasen de su explotación. Eran frecuentes los pleitos y disputas entre los arrendatarios y el ayuntamiento. Esta situación cambian en el 1900, cuando las salinas son subastadas al igual que muchas otras de España; serán adquiridas por la familia Acosta, que también gestionaba las de Cabo de Gata, para más tarde en 1925 inscribirse en la Unión Salinera, una agrupación de pequeños propietarios.

Uno de los pocos tramos que queda del canal que unía
las Salinas Viejas y de Cerrillos con las de San Rafael.
(Fuente: Realización propia)
El conjunto salinero estaba formado por las Salinas Viejas, las de Cerrillos y las de San Rafael. Las Salinas Viejas se encuentran al sur del municipio, protegidas hoy al estar incluidas en el paraje natural de Punta Entinas-Sabinar; las de Cerillos están en la misma zona, si bien ya en el que era el término municipal de Dalías (hoy de El Ejido). Por último, las de San Rafael se encontraban sobre el barrio que conocemos como las Salinas, desde el actual Paseo de los Bajos hasta la Ribera de la Algaida.

Desde mediados del siglo XX las Viejas y las de Cerillos quedaron unificadas, para un año más tarde coordinarse con las de San Rafael formando un sistema complementario muy interesante. En las primeras no se extraía la sal sino que se conducía el agua, ya con una alta concentración de sal a causa de la evaporación, a las de San Rafael a través de un canal hoy desaparecido en la mayor parte de sus tramos. Era aquí donde se extraía la sal, se acumulaba y se embarcaba para su exportación. Finalmente en los años 80 las salinas roqueteras dieron sus últimos coletazos y cayeron en la inactividad.

Evolución del trazado de las salinas sobre un plano actual de
Roquetas, sombreando en azul lo único que queda de ellas.
Podemos tomar como referencias el CC Gran Plaza (1),
la desembocadura de la rambla (2), el Mario Park (3)
y el antiguo campo de fútbol de los Bajos (4).
(Fuente: Google Earth)
Cabría hoy preguntarnos qué queda de todo este importante pasado salinero de Roquetas. Las tres salinas se vieron fuertemente amenazadas durante los largos años de la burbuja inmobiliaria y del crecimiento urbanístico agresivo. Por suerte y tras muchas discusiones con las administraciones, las Salinas Viejas y de Cerrillos consiguieron salvarse al quedar incluidas dentro del paraje natural Punta Entinas-Sabinar. Hoy son hogar de una rica flora y fauna, entre la que destacan las aves migratorias.

Pero el futuro de las de San Rafael era mucho más incierto. Como se observa en el plano, las balsas situadas entre la rambla y el Paseo de los Baños fueron inmediatamente urbanizadas. Poco a poco se fue construyendo también sobre el resto, dando lugar al actual Auditorio y una gran cantidad de bloques de pisos y chalets. Como es evidente, buena parte del actual Roquetas se ha construido a base de quitarle terreno a las salinas, quedando hoy reducidas a la zona sombreada en azul situada frente al Mario Park y el Aquarium. Pero, ¿dónde está el límite? ¿No ha sido suficiente ya la destrucción?

Si no hubiese sido por la actual crisis, seguramente hoy no quedaría nada. Mas no piense el escéptico lector que las balsas que todavía permanecen están a salvo: el fantasma del urbanismo sigue orbitando alrededor de ellas. Una espada de Damocles pende de un hilo sobre lo poco que queda de estas salinas, un hilo que hasta hace poco el Ayuntamiento de Roquetas parecía dispuesto a cortar.

Las Salinas de San Rafael son un bello lugar donde practicar
la fotografía. (Fuente: Javier Rodríguez Herrada)
Sin lugar a dudas, arrasar con las pocas balsas que quedan sería un grave error histórico. Otros ayuntamientos, y quien sabe si algún día el nuestro, verían en ellas una gran oportunidad turística y patrimonial, de mostrar a roqueteros y visitantes una industria salinera que en un tiempo pasado fue fundamental para la vida de nuestro pueblo. Un pequeño museo, un centro de interpretación para los visitantes, fotografías, rutas entre las tres salinas, visitas de escolares... El presente nos está brindando una oportunidad generosa; esperamos que la altura de miras de la política roquetera también lo sea.


(Artículo escrito por Juan Miguel Galdeano Manzano y publicado en el Ideal de Roquetas, Vícar y La Mojonera en la edición mensual de junio de 2016, en la sección «De Turaniana a Las Roquetas»)